La práctica no hace al maestro
Una reflexión breve en torno a las diferencias entre tener experiencia en un área y ser un experto en ella, destacando que la experticia requiere un nivel más profundo de conocimiento y habilidad.
En el tránsito hacia la experticia los caminos son múltiples. Cualquiera sea el área en que se desea alcanzar un alto nivel de desempeño, siempre hay más de una manera de hacerlo. Sin embargo, hay un factor que resulta común a todos: la práctica deliberada.
Pero, ¿qué es la experticia? Es el nivel que se alcanza cuando una persona logra conectar suficientes puntos (Bailey, 2018). Es decir, el sujeto ha puesto en práctica ciertas rutinas asociadas al desarrollo de la habilidad en cuestión por mucho tiempo, de múltiples maneras y en las más variadas circunstancias. Una persona que logra el máximo grado de experticia ha conectado más puntos que prácaticamente cualquier otra.
Según K. Anders Ericsson, un famoso psicólogo sueco, alcanzar el nivel de experto en una actividad requiere de unas diez mil horas de práctica (Green, 2021). Esta hipótesis se conoce no muy creativamente como La Regla de las 10.000 horas.
Sin embargo, según algunos, hay que tener cuidado con malinterpretarla: solo se necesita esa cantidad de horas de práctica para alcanzar el máximo de rendimiento en un área ultracompetitiva y en relación con un tema muy específico. En la mayoría de los casos, dedicar una hora cada día durante un mes puede hacer una diferencia importante (Kaufman, 2013).
Esta idea tiene que ver con un constructo de psicología llamado curva de aprendizaje, del que seguro has escuchado alguna vez.
La premisa es simple: mientras más tiempo pasas estudiando un tema o desarrollando una habilidad, más tiempo te toma hacerte mejor. La gráfica de tiempo versus nivel es similar a una de tipo logarítmico, con un crecimiento inicial muy rápido y uno muy lento el resto del tiempo.
Una consecuencia implícita es que, durante un proceso de aprendizaje, la mayoría de la información se aprende al comienzo (Radvansky, 2017). El resto del tiempo se van adquiriendo pequeñas mejoras, que en la práctica pueden hacer una diferencia sustancial, pero que no lo son por sí mismas.
Precaución # 1: Experiencia ≠ Experticia
La relación entre tiempo invertido y experticia obtenida es engañosa: la experiencia no siempre es sinónimo de experticia.
El psicólogo Daniel Kahneman lo comprobó así. A pesar de que la experiencia obtenida por medio de la repetición proporciona confianza, no genera un aumento en la habilidad (Epstein, 2019).
La experticia es el resultado de un proceso de desarrollo profundo de una habilidad por el cual se alcanza la meseta de la curva de aprendizaje.
Una vez que se alcanza dicha meseta, el alto nivel de dificultad que experimenta un aprendiz novato se revierte. En términos de la Teoría de la Carga Cognitiva, en un comienzo la carga cognitiva es muy alta, pero con el paso del tiempo, esta comienza a disminuir hasta ser prácticamente nula (Sweller, van Merriënboer y Paas, 2019).
Es como andar en bici: al comienzo, tenemos que hacer un montón de esfuerzo mental para mantener el equilibrio, mover las extremidades de manera coordinada y evitar así una caída. Con el tiempo, ya ni siquiera necesitamos pensar conscientemente en la acción.
Precaución # 2: Mantener el ego a raya
La adquisición de la experticia en un área no debe estar supeditada al anhelo de ser el mejor. La intención debe ser siempre desarrollarse para ser mejor de lo que se era, no para ser mejor que los demás. Si la intención es esta última, el ego inmediatamente instalará una barrera (Schweitzer, 2020).
En especial si se intenta forzar las capacidades mentales propias para alcanzar un cierto objetivo, es posible que se termine afectado por un efecto conocido como agotamiento del ego.
El agotamiento del ego es la idea por la cual el autocontrol y la voluntad consumen los recursos de un acervo de energía mental compartido por el esfuerzo cognitivo, emocional y físico (Kahneman, 2011).
La mera necesidad de tener que llevar la voluntad más allá de donde esta puede llegar de forma natural producirá un mayor consumo de recursos y nutrientes de lo normal.
Bajo esta lógica, la idea de la energía mental sería más que una metáfora: los esfuerzos mentales sostenidos llevados a cabo por el sistema nervioso consumen más glucosa que otras partes del cuerpo (Ahrens, 2022).
Cuando pones el esfuerzo suficiente para dominar lo que haces, no es necesario apuntar a ser el mejor porque vendrá como una consecuencia indirecta (Schweitzer, 2020). Tampoco es necesario hacer un esfuerzo sobrehumano. En la vasta mayoría de los casos la constancia es mejor que los excesos momentáneos.
Beneficios de la experticia
Los expertos en un tema son capaces de hacer mejores predicciones y pronósticos que aquellos que saben menos. Sin embargo, también es verdad que se vuelven presa de la sobreconfianza (Kahneman, 2011).
Los expertos son capaces de usar la intuición de manera que una modificación en el procedimiento oficial o de manual para cierta tarea pueda resultar benéfico. El desarrollo de la experticia dota al experto de la capacidad para improvisar usando la intuición de manera acertada (Ahrens, 2022).
La experticia nos hace más eficientes: cuando uno ha desarrollado cierta habilidad a tan alto nivel, puede completar las tareas más rápido y con más precisión.
La experticia también tiene efectos a nivel personal: ser capaz de desarrollar a cabo cierta tarea con un nivel alto produce una sensación de satisfacción y realización.
Además, los expertos pueden contribuir a la sociedad y tener un impacto positivo sobre el medio en que se desenvuelven. Incluso, pueden compartir su conocimiento con los demás, por ejemplo, a través de la docencia.
En pocas palabras...
La experiencia es importante para el desarrollo de la experticia, pero no es suficiente por sí sola.
La experticia requiere de un esfuerzo deliberado y constante. De otro modo, no es posible una mejora en el rendimiento.
Acumular años de experiencia en un área te transformará en un experto. Alcanzar el grado requiere de la combinación entre una mentalidad de crecimiento y la voluntad de querer ser mejor (no mejor que nadie, sino mejor que uno mismo).
Los beneficios de la experticia son numerosos. Hemos nombrado algunos y seguro que hay muchos más. Además, según el caso, unos serán más deseables que otros.
Es por eso que, cualquiera sea el área en que te desempeñas, el camino hacia la experticia lo recorres tú solo.
Referencias bibliográficas
Ahrens, S. (2022). How to Take Smart Notes: One Simple Technique to Boost Writing, Learning and Thinking (2a Ed.). Lightning Source UK.
Bailey, C. (2018). Hyperfocus: How to Manage Your Attention in a World of Distraction.
Epstein, D. (2019). Range: Why Generalists Triumph in a Specialized World. Riverhead Books.
Green, J. (2021). The Anthropocene Reviewed (Signed Edition): Essays on a Human-Centered Planet. Dutton.
Kahneman, D. (2011). Thinking, Fast and Slow. Penguin.
Kaufmann, J. (2013, marzo 14). The first 20 hours - how to learn anything | Josh Kaufman | TEDxCSU. Youtube. Link
Radvansky, G. A. (2017). Human memory (3a Ed.). Routledge.
Schweitzer, J. (2020). "The brain's hidden superpower. Youtube. Link
Sweller, J., van Merriënboer, J. J. G., & Paas, F. (2019). Cognitive Architecture and Instructional Design: 20 Years Later. Educational Psychology Review, 31(2), 261-292. Link